Ha
llegado el momento de frenar, de bajar el ritmo, de dar un giro. Hasta ahora el
blog ha sido algo parecido a una maratón de cómo rellenar en poco tiempo las
casillas de un formulario sobre mi pasado. Por mi parte ya lo estaba deseando.
A
lo largo de este tiempo han sido varias las personas que me han preguntado el
motivo del cambio de mi trayectoria profesional. Hasta ahora, mi respuesta dada,
aunque sí ha sido cierta, no ha sido completa. Si hubo un motivo concreto que
lo desencadenó.
En
mi situación personal, apeado y sin trabajo regresé a casa. No fue fácil pasar
de mucha actividad a estar en dique seco. Es en este aturdimiento cuando quise
mantener mi cabeza ocupada, por lo que me matriculé en un curso de confección
de trajes de época. La costura siempre se me dio bien.
Por
aquello de que nos vestimos de adentro hacia afuera, la primera prenda que
confeccioné fue un calzoncillo en lino, seguido de una camisa labrada en igual
tejido y para continuar un jubón. Fue precisamente en la confección de este
jubón reversible, acolchado, de mangas desmontables, completamente bordado y
confeccionado a mano donde todo comenzó. En aquellas horas que pasé en
silencio, concentrado, laborando, poco a poco la idea fue tomando forma. Tenía
que reinventarme y había encontrado el modo de dar salida a mi creatividad. Si
era capaz de revestir la fachada de un edificio con una segunda piel, con una
nueva fachada y que pareciese completamente diferente, de igual forma tenía que
ser capaz de hacerlo con el cuerpo humano. Sólo es cuestión de proporciones y
volúmenes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario