domingo, 11 de junio de 2017

Museo Cristóbal Balenciaga, Getaria, Guipúzcoa

Aquellos que me conocen entenderán que comience esta andadura en el Museo dedicado a la obra de Cristóbal Balenciaga. El Museo, situado en la falda de una colina desde la que se domina Getaria y se ve el mar, está ubicado en un edificio de reciente construcción anexo al Palacio Aldamar, antigua residencia de los marqueses de Casa Torre, abuelos de la reina Fabiola de Bélgica y mentores de Balenciaga en sus primeros años de carrera.

Cristóbal Balenciaga, en cuanto a moda, es mi diseñador favorito. Auténtico costurero capaz de diseñar, cortar, montar y coser un vestido de principio a fin. Sus trabajos son auténticas obras de arquitectura del cuerpo humano. Utilizando sus propias palabras, "un buen modisto debe ser arquitecto para la forma, pintor para el color, músico para la armonía y filósofo para la medida". Él es el Maestro. Vivió de 1895 a 1972 y participó más que nadie en la evolución del vestir de la mujer. Durante treinta años él marcó el camino a seguir. Él manejaba los tejidos, logrando por medio de sus patrones que la trama de éstos, las características, la caída, fuese un elemento con identidad propia en el resultado final del vestido. Christian Dior dijo de él: "Con los tejidos, nosotros hacemos lo que podemos, Balenciaga hace lo que quiere".

La muestra que se exhibe en el museo cambia cada cierto tiempo. En ocasiones sorprende y en otras no tanto. Inexplicable, pues la colección cuenta con aproximadamente 1.600 piezas y constituye tanto por su relevancia, la amplia extensión cronológica y la calidad de las piezas que la componen, la mayor colección de creaciones de Balenciaga en el mundo.

Las imágenes que a continuación muestro corresponden a diferentes visitas que he hecho al Museo. Voy de vez en cuando y allí siempre encuentro inspiración.

































































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