Protagonista.
Fernando Arce asegura que el papel de Carlos V “es una experiencia única e
intensa” y que se ha sentido arrastrado “por algo parecido a un torbellino”
A. Verano
Laredo
“Es una
experiencia única, intensa. Agradezco a todos aquellos que la han hecho
posible. Mis familiares y amigos me aconsejaban que me relajase y que
disfrutase de todo lo que estaba sucediendo en mi entorno. Imposible. Te
sientes arrastrado por algo parecido a un torbellino y lo único que puedes
hacer es dejarte llevar. Es hora, cuando todo ha pasado, cuando veo las fotos y
disfruto con el recuerdo de todo lo vivido en estos días”. Con estas palabras expresa ernando Arce sus sensaciones después de
haber interpretado durante tres días el papel de Carlos V por primera vez en
Laredo.
Son muchos los momentos que guarda este vecino en
su recuerdo tras tres intensas jornadas. Como ejemplo, hace referencia al día
de su Desembarco. “Suena la música que
anuncia mi salida. Yo me pregunto dónde esta la puerta de salida para escaparme
corriendo. Hago por controlar mis nervios y relajo los músculos de mi cuello.
Me agarro al pasamanos y subo los peldaños de la escalera que me lleva a la
plataforma del barco. Los focos me deslumbran y yo ya no veo nada de lo que
sucede en mi entorno. Me hizo sentir que yo estaba sólo, conmigo mismo y mis
nervios se tranquilizaron”.
Ya en lo alto del montículo, después de la Salve,
hay un momento en el que el guión dice: “esta
villa de Laredo me trae sentidos recuerdos de mi madre…”. En ese instante,
según señala Fernando, no es el Emperador quien habla, “soy yo, recordando a mi
madre fallecida hace unos años. Muy pocos se dieron cuenta, mis ojos se
llenaron de lágrimas y hago por controlar el temblor de mi voz”.
Otro de los momentos que destaca es en lo alto de
la silla, tras salir del Palenque para desfilar por la villa. “La cantidad de niños que había esperando
ver pasar el cortejo. Me saludan y gritan llamándome emocionados para captar mi
atención”.
A la pregunta de si le gustaría repetir este papel
el año que viene, Fernando responde que no es él quien lo decide. “El teatro me gusta verlo como espectador y
no desde encima del escenario. Si me he prestado a ello ha sido por mi deseo de
colaborar y de que entre todos sacásemos esta celebración adelante. Desde el
principio he afirmado que yo no quiero perpetuarme haciendo este personaje. En
todo caso, si fuese así, un primer año para templar los nervios, un segundo
para desarrollarlo, un tercero para disfrutarlo y un cuarto y último para
despedirme”.
Renovar a los
participantes
Por otro lado, el protagonista principal de este
año, asegura que, sin olvidar que es una recreación histórica y que los
personajes principales tienen que guardar un parecido a cómo vestían entonces,
el Desembarco de Carlos V “es una fiesta
que tiene que crecer y evolucionar, y que un primer paso puede ser el de
renovar a los que de un modo mas visible en ella participan”. Tras tres
jornadas de fiesta, a Fernando le es difícil señalar en este momento una única
anécdota que destaque sobre el resto. “tengo
muchas. Agradezco a quienes han hecho posible vivir esta experiencia única”,
añade.

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